lunes, 9 de noviembre de 2009

MiniZeitgeist

Todavía era un crío el gran día en que una luz cegadora me deslumbró y me hizo caer del caballo, exactamente por el lado contrario que lo hizo San Pablo. No me acuerdo cómo lo racionalizaría, a saber, pero algo me dijo que aquellos señores que presumían de bondad intachable y que decidían en nuestro lugar e incluso en el de nuestros propios padres lo que según ellos era lo mejor para nosotros, apestaban a caterva de hijoputismo concentrado. Aunque no me importe reconocer que a más de uno todavía lo recuerdo con cariño -seguramente por el potente síndrome de Estocolmo infantil-, el tiempo y la observación me acabaron por arrastrar a la conclusión de que esa peña quiere lo peor para todos, menos para ellos. No abortes, jódete por haber disfrutado de la vida, desespérate y confía en que cuando tus constantes vitales enmudezcan por fin, ya podrás pasártelo chachi, palabrita del Niño Jesús. Cuanta más desgracia, más posibilidades de sembrar con éxito la oscuridad.

Y en estos momentos se están celebrando los actos conmemorativos de la caída del Muro de Berlín hace 20 años;hace pocas horas, Obama ha conseguido la luz verde para su proyecto de sanidad gratuita para todos, después de haberse dejado su indefinida piel tratando de demostrar que la salud de las personas no es un bien de mercado apto para las especulaciones bursátiles; y si me pongo estupendo ya del todo, pienso y además me mola lo bonito que sería que estuviéramos ante el primer paso serio de una perestroika capitalista como hace poco anunciara el viejo Gorbi. Pero resulta que dicen que Obama recibe una media de más de 30 amenazas de muerte diarias, y parece ser que a Bush esto no le pasaba, y que en la antigua Mesopotomia gobierna la oscuridad religiosa, dedicándose más que nada a hacer la culebra silenciosamente para conseguirse un pepinazo atómico a estas horas, y a diferencia de lo que pasaba en la entrañable Guerra Fría cuando el desastre total, por mucho que llegara a pender de un hilo, era una cuestión de ideologías, hijas más o menos bastardas de la razón, aquí, por desgracia, volvemos a hablar de religión. Y no dejo de pensar que estos tronados cuando tengan delante el cacharro listo para consumir, lo adorarán como si fuera la mismísima Polla de Alá y la querrán probar contra nuestros ortos deleitándose en el sagrado desgarro.

Entre tanto la vida sigue, indefinidamente para los que seguimos en ella, y si un mal día nos da un jamacuco probablemente no llegue una ambulancia a tiempo porque no quede pasta para ampliar los recursos de asistecia ciudadana, ya que parte de ella se la ha llevado aquél por el detalle de los trajes, el otro por hacer ciencia ficción en vez de telediarios y su zorrita preferida por marcar tetas en un programa de karaoke entonteciendo al personal que se deje. Y abres las páginas de cultura y aparece la otra toda glamurosa en Roma presentando su último y carísimo zurullo matutino esperando que los pelotas sin alma le digan que huele a Chanel n.5 y diciendo que el crucifijo es un icono pop.

Y a todo esto, justo hoy hace un año que me despedí para siempre de la buenísima mujer que me trajo a la fiesta, y ya ni siquiera puedo decirle que me he dejado los porros.