Han pasado tres meses desde que se murió mi madre y la sociedad parece estar desmoronándose. El invierno es duro y da la sensación de que no vaya a terminar nunca. La gente dice que no tiene dinero y se libra de pagar lo que debe. En el pasado, a los que abríamos la boca para hablar de la peligrosa burbuja inmobiliaria y de las nesfatas políticas de crecimiento insostenible nos llamaban jipis y comunistas. Cuando algunos vimos pasar ante nuestros ojos el tráfico permanente de influencias y escuchamos convencidas apologías del enchufismo, y alguna vez se nos ocurrió preguntar, nos dijeron que así funcionaba el tema en todas partes, que las leyes están para lo que están pero que claro, la vida es otra cosa, y muy a menudo dejaban escapar después esa risita medio lista, medio culpable. Y los pisos subirían de precio siempre y los grandes negocios se cerraban a cuenta de un dinero que nunca jamás existió.
El tipo que enseña su moto a otro que me suena bastante está regalándose los oídos con "qué bien te lo montas", "eres un crack" y toda esa ratahíla de elogios propios de la gente zafia que nos ha metido en este maldito embrollo sólo para poder disfrutar de esa clase de momentos. Y nada más cuenta...
...mientras la primavera tarda aún en llegar.
NATURALEZA EN MOVIMIENTO
Hace 9 años
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