Henri de Tolouse-Lautrec nació en 1864 en el seno de una familia de noble linaje. Hijo de un matrimonio de conveniencia entre primo-hermanos, sufrió una extraña variedad de enanismo que sólo afectó a la constitución de sus piernas, pero que le condenó de por vida a un 1,52 de estatura.
Su herencia familiar también incluía una pequeña fortuna que le permitió desarrollar su talento para el dibujo y la pintura. A pesar de su tara física, tuvo una voluptuosa vida sexual entre sábanas de las actrices y bailarinas más solicitadas de Paris la nuit.
Con poco más de 20 años, ya había contraído la sífilis y su alcoholismo era crónico. Por las noches dibujaba bocetos y los remataba durante el día, sus copas siempre estuvieron llenas, dormía cuando tenía sueño y en 1894 se fue a vivir al prostíbulo de la Rue des Moulins. Muchos expertos todavía hoy aseguran que aquella fue la mejor decisión que podía tomarse tanto para el desarrollo de su obra como el de su salud mental. El retrato de aquél salón sigue siendo considerado una de sus obras cumbre.
Tolouse-Lautrec murió a los 37 años de edad en la casa de su madre.
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