martes, 23 de diciembre de 2008

Larry, Jeff, micropenes y vaginas gigantes


Jeff Garlin y Larry David: así se descojonan los grandes

Como el mundo de los ricachones de Los Ángeles es un pañuelo, y allí, como en todos sitios pero un poco más, abundan los líos de faldas y los bocazas, una chica enfermera comete la torpeza de presentarse a Larry David revelándole que tuvo un rollo con su amigo y representante Jeff, y que le dejó, principalmente, porque la tenía muy pequeña.

Por supuesto, tiempo le falta a Larry para largarle la confidencia a su buddy Jeff.

"La chica me dijo que tú...Ya sabes..." Larry hace el clásico gesto con los dedos índice y pulgar.

"¿Cómo?", replica el gigantón. "No, de eso nada. Más bien...". Y expande sus enormes manos haciendo la forma de una copa, o copón.

"¿Qué?"

Jeff y su educación exquisita, de millonario respetable. "Pues...Que lo que sucede es que ella tiene una vagina gigante, enorme. Inabarcable. Dime, ¿qué puedes hacer con eso? ¿No te parece que deben existir tantos micropenes como vaginas enormes? ¿Acaso no existirán las mismas posibilidades biológicas para una cosa y la otra? Entonces, ¿por qué sólo se habla de los micropenes? ¿Qué hay de esas vaginas enormes que van circulando por ahí y que cualquier mal día te puedes encontrar? ¿No es terriblemente injusto?"

(Aquí me acordé de aquellos coños como bolsas de plástico de los que hablaba el marrano de Bukowski en Mujeres).

"Tienes razón, Jeff. Es una verdadera injusticia.", concluye Larry.

Adivinen qué pasa cuando Larry se vuelve a encontrar con la dichosa enfermera, y dónde acaba el móvil del sociópata creador de Seinfield.

Larry David es un genio, el reverso tenebroso de Woody Allen. Y muy pronto los veremos a ambos en acción en las mejores salas.

Voy contando los meses, días, horas, minutos y segundos que quedan para tamaño acontecimiento.