Lo siento, pero no es culpa mía.
Me animo a abrirme un blog y ese mismo mes España decide por fin ganar un gran torneo. Sigo con la mente aún colonizada por la experiencia, a nivel espectador vulgar, pero que, caray, ha sido algo totalmente inédito. Soy el mismo inadaptado de siempre, lo que pasa es que el único deporte que me gusta es el fútbol.
Un hombre de 40 años apareció muerto en Alcalá de Henares. El cadáver fue hallado a las 6:30 de la madrugada, vestía la camiseta de La Roja, y estaba a los pies de una farola con la cabeza partida por la mitad y envuelto en un charco de sangre. Fue descubierto por los servicios de limpieza del ayuntamiento. Como un resto más de la inmundicia urbana. Según la noticia publicada ayer por los periódicos en pequeñito, no estaba claro cómo se había metido semejante hostia irreversible el pobre. La única conjetura era que el tipo se había caído desde lo alto de la farola, ciego perdido. Debía de estar solo, porque la noticia no dice nada de nadie que reclamase el cadáver, ni de ninguna denuncia por desaparición. ¿O se cayó en mitad de la fiesta y la peña ni se enteró?
La victoria de la selección ha sido tan clara que el resto del mundo, incluidos los rivales derrotados como Italia y Alemania, la aplaude y la identifica con una victoria del fútbol total, del juego vistoso, del sentido de equipo como unión compensada de fuerzas y del valor de la colectividad.
No hay villanos exteriores en esta historia. Los únicos enemigos están en nuestro país, incluso dentro de la misma Federación Española. Dónde coño está Guti, dónde coño está Raúl, cantaba la eufórica masa el domingo por la noche. Es una especie de venganza de juguete de la denominada España plural sobre la otra, la centralista y caudillista. A pesar del lamentable dolor de ojos que suponía ver asomarse en todos los partidos alguna vieja bandera con el águila. Lo mejor era optar por ignorar la visión, para disfrutar del espectáculo como se merecía. Desde luego, esos son los auténticos perdedores.
El abuelo se va porque en el fútbol, como en casi todo al parecer, cuenta más pasar por el aro sin rechistar que conseguir brillantes resultados. Y este blog volverá a ser el del típico inadaptado que regresa a su inadpatada normalidad, si eso es posible cuando el verano todavía no ha hecho más que comenzar, y viene con cara de fiera.
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