viernes, 6 de junio de 2008

Generosidad torpe

Cuando eres el único chico sentado a la mesa con cinco chicas, al contrario de lo que pueda parecer, tu virilidad no está por las nubes. Necesitas otro macho cabrío enfrente con el que chocar los cuernos y compartir toda esa larga serie de esclavitudes testosterónicas. No eres tú, te falta un semejante en el que apoyarte. Por supuesto, no había planeado verme en esa situación: había llovido toda la tarde y mis compañeros de manada decidieron quedarse en casa a última hora. Sentado en una esquina, sólo podía recurrir con urgencia a mis payasadas o a temas profundos para impedir que la conversación derivase a tierras ignotas para mí, aunque calculo que antes de que el camarero se acercase para tomar nota mi presencia en la cena ya se había evaporado.



"Chicas, empezad ya si queréis, de verdad". Estaban todas servidas menos yo, que sólo había pedido un humilde bocata. La chica que tenía enfrente le dio un pequeño bocadito a su quesadilla y me ofreció. Detesto bastante compartir los platos de los demás, me es tan desagradable comer de lo que han pedido otros como que prueben de lo mío, pero había algo sexy en la forma en que la chica me había invitado a que le diese un mordisquito y accedí con gusto. La amiga que tenía a mi lado estaba en pleno frenesí con su recién inaugurado plato -otra quesadilla- y me invitó a que lo probara también. Ahí ya culebreé un poco intentando rechazar la proposición con una sonrisa y subrayando lo obvio, que mi bocadillo llegaría enseguida, pero ella ya tenía un trocito apartado en su plato y sólo me contestó con un seco "¿quieres más salsa?". Y a continuación vino la tragedia que necesito exorcizar gracias a mi nueva condición de blogger.

En la otra esquina de la mesa, en diagonal a mí, se ubicaba la clásica amiga-de-amiga, muy guapa y simpática, que me habían presentado un rato antes. Yo sólo había intercambiado un par de palabras con ella y en esos momentos no sabía ni cómo se llamaba, y mucho menos de qué era el bocadillo que se había pedido. Se me escapa qué clase de deducción le llevó a pensar que ella también tenía que darme a probar de lo suyo, yo no estaba poniendo cara de nada más que de estar esperando a que el camata me sirviera de una puta vez y santas pascuas.

"Mira, pruébalo, te va a encantar, ya verás"...Hundió el tenedor sobre el pan con determinación.

"No, gracias, en serio..."

"¿De verdad que no quieres? Está buenísimo..."

"No, de verdad que no", notaba cómo mi boca iba empequeñeciendo, "además, si ya deben estar a punto de traerme..."

"¿Seguro? Bueno, tú verás." Respiré durante unas décimas de segundo. "Ay, que no, pero si ya casi he cortado un trocito, hombre..."

En ese punto sospecho que ella ya sabía que estaba haciendo el ridículo, y su única salida era arrastrarme a mí también. Calculó muy mal el trozaco que me pensaba servir, casi una tercera parte del total que venía hacia mí en posición incomodísima y, mientras el estómago se me cerraba, miré a mi alrededor buscando ayuda pero el resto de las chicas seguían a lo suyo, con sus quesadillas y sus salsas, desentendiéndose por completo. En cambio, a mí me daba la impresión de que el resto del local, y la humanidad entera, estaba mirándome con regocijo y detenimiento.

El objeto siniestro flotaba inerte en el centro de la mesa, lo tenía a las once en términos aeronáuticos. El pan se abría por los extremos y cosas negras caían sobre el tapete a un ritmo enfermizo. Me incorporé hacia él abriendo las fauces resignado, la coordinación fue nefasta y sólo abarqué la mitad de la ofrenda. El resto se desparramó por el mantel mientras el camarero esperaba de pie a que le despejara un sitio donde dejar mi bocadillo.

Lo partí por la mitad y me lo comí con las manos sin ofrecérselo a nadie.

7 comentarios:

Pepita Lumier dijo...

Si te engancha Maroto "la heavy" te parte en 2!!! y no me refiero al bocadillo...

Anónimo dijo...

Éste es el tipo de sabiduría empírica que uno espera encontrar en un blog como Dios manda. GRACIAS.

Juan Antonio dijo...

A Cris: Estooo...Tampoco tiene por qué enterarse, ¿no?

A Courier 12: Me alegro de que encuentres aquí lo estés buscando, pero me da a mí la vocación original de este blog será la de concentrarse principalmente en la coña y el pitorreo.

Anónimo dijo...

Y si se entera la amiga???
Otro tío dara lo que sea para estar en tu situación, una chica muy guapa y muy amable y muy generosa, le da de comer y......., pues que mas uno quiere???? de verdad no hay quien os entienda¡¡

Ramiret dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ramiret dijo...

Un caballero nunca explica sus experiencias con las mujeres. Aunque, claro, ¿quién ha dicho que tú, y los amigos que te acompañamos muchas noches, seamos unos caballeros?

Juan Antonio dijo...

A anónimo:si se entera la chica, sólo me podré excusar diciéndole que no es nada personal, sino que la situación fue tan bizarra que no he podido evitar contarla aquí, sin decir su nombre. El resto de la velada estuvo muy bien, aunque tardé un poco en reponerme de la sensación de ridículo que me dejó el incidente.

A Ramir: tú eres el menos caballeroso de todos, sin duda.