La cosa va de analizar la jugada en slow motion.
A los sinvergüenzas de laSexta, sector El Terrat, se les ocurrió la demoníaca idea de hacer un programa a base de pequeñas coñas con los asuntos de la iglesia, ya que sus miembros más destacados llevan una legislatura completa y lo que llevamos de ésta animando el patio con salvajadas verbales muy serias en pro de la verdad, la libertad y la armonía entre los hombres.
El programa conducido por Jordi Évole, "El Follonero", tampoco era nada del otro mundo excepto por el gesto de toparse adrede con la iglesia y con sus preocupaciones terrenales tan peculiares que, como todas, cuanto más descabelladas sean más se prestan a la parodia. No haría falta decirlo, pero mejor lo digo porsiaca, que abundan los practicantes de la fe católica con probado sentido del humor y capacidad autocrítica que cuestionan la línea oficial sin que por ello merezcan que Dios les reserve una plaza de becarios en el Purgatorio cuando llegue el día de presentar su CV en la entrevista de trabajo póstuma.
Las reacciones no se hicieron esperar, tan minoritarias como vocingleras. Ya sabéis: ese pequeño espectro de creyentes a los que al parecer su profunda fe les hace vivir en un estado de perenne mala hostia. Como suele pasar, en lugar de proponer reacciones acordes con la supuesta ofensa, como por ejemplo hacer un programa de chistes sobre ateos y burlarse de quienes no se casan vírgenes, optaron por echar gasolina, con lo cara que está, para inflamar la indignación y que no decaiga, repitiendo argumentos del tipo "por qué no hacen lo mismo con el islam", idea que si la piensas detenidamente hace que se te ericen un poco los pelos de la nuca ya que suena entre líneas un subtexto de "los moros sí que son listos, y nosotros pecamos de mindudis". Así que no quedaba otra que tomarse como algo positivo que sólo decidieran interpelar a los cristianos de verdad a que boicotearan las marcas que se anunciaron en el programa.
Y en eso va y los ejecutivos de Heineken, sector márketing y estrategias de mercado, retiran el patrocinio del programa. Sí, chicos, los mismos que hacen las campañas supercool de la muerte del FIB, festival pío donde los haya. A mí, desde luego, me da igual, pero sólo espero que los que hayan pensado que era conveniente no sólo para su imagen de marca, sino también para el panorama televisivo, hacer caso a las voces que provienen de la oscuridad y del gusto por el tabú retirando su apoyo a una iniciativa de tales características, sepan al menos que actuando de tal modo fomentan un miedo irracional a pillarse los dedos y a coartar las nuevas propuestas, con la probable consecuencia a medio plazo de vaciar un poquito más de contenido a la televisión, cosa que parece imposible pero es desgraciadamente cierta. Tampoco he dicho que la noticia me haya sorprendido demasiado: a mí la Heineken siempre me supo a aguachirli.
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